La Red ARCOT en su quinto encuentro sesionó en la casa de Magdalena Gutiérrez como reconocimiento a su trayectoria, siendo además nombrada como el alma que inspira el trabajo de esta RED. La “Cuca” como es conocida Magdalena Gutiérrez en la red de constructores en tierra, es Arquitecta de la Universidad de Chile. Se podría decir que su carrera la desarrolló en dos etapas desde muy joven, a los 16 años hasta que decidió casarse en el cuarto año de su carrera y emprender su proyecto de familia con un fuerte interés en ser madre, destinando esta etapa de su vida a la crianza de 7 niños en la ciudad de Concepción.
Cuando tenía 38 años retomó sus estudios e inició su carrera profesional a los 42 años como académica de la Universidad de Chile en la escuela de construcción, trasladándose luego de Santiago a la Universidad Católica del Norte donde trabajó durante 10 años. Su primera visita al llegar a la Región de Antofagasta fue San Pedro de Atacama, tierra de la que se enamoró y en la que especializó su oficio en la construcción en Tierra Cruda. Desde aquí ha sido promotora y gestora de proyectos constructivos y culturales para la revalorización del patrimonio del desierto de Atacama. Estas han sido razones suficientes que motivaron denominar a Magdalena Gutiérrez como el alma de Red ARCOT por su trabajo consecuente en el rescate de las Culturas Constructivas. Hoy a sus casi 80 años tiene 13 obras construidas con este material y dos obras en ejecución. Fundación Jofré sostuvo con ella una breve entrevista para abordar el tema de la educación en Tierra Cruda y desde su primera obra construida en adobe nos cuenta sobre su quehacer y su pasión:
Entrevista: Cristina Bustamante - Fundación Jofré
Fotografías: Cortesía de Bernardo Dinamarca UNAP, Patricio Morgado UBB y Fundación Jofré
Magdalena Gutiérrez: Fui invitada a trabajar en la Universidad Católica del Norte, y apenas llegué a "Antofa", al día siguiente vine conocer San Pedro, sin conocer el lugar nada, me vine para acá y supe que este era mi lugar, me quedó clarísimo eso. Este periodo en la UCN es un proceso de desarrollo personal muy importante, iba y volvía con los alumnos, el primer trabajo que hicimos fue una casa en San Pedro…. Lo más potente en términos personales ha sido llegar y empezar con ésta mi primera obra –el hotel- porque antes sólo había hecho cosas chicas, y esta obra es mía, hasta donde puede ser mía…
Todo el desarrollo arquitectónico para mí ha sido aquí – en San Pedro de Atacama- es el lugar donde realmente yo he estado entregada por completa, he ido aprendiendo, los mismos maestros me han ido enseñando muchas cosas. Yo de la tierra sabía porque había ido a Crater una vez pero no mucho tiempo, fue muy importante porque pude aprender un poquito, pero saber, saber, sólo lo he aprendido con los maestros, trabajando con ellos. Me enamoré de la tierra de una manera tal que rechazo cualquier otro proyecto que me encarguen en acero, hormigón o bloques de hormigón.
FJ: ¿Cuál es tú visión sobre las Culturas de Tierra?
MG: Yo como tengo algo de esto en mi cabeza no se me hace pesado pensar en los pueblitos de Bolivia, donde nací, la Paz las casitas en tierra que ahora son unos edificios horribles, un cambio demasiado fuerte… una cultura que nace de la tierra y se desarrolla en la Tierra, eso es lo que para mi define una cultura de tierra, porque no es solamente hacerla de tierra sino que genera todo un mundo hacia el interior en la vida cotidiana y genera lo que estamos mirando aquí, por ejemplo, son muros que todo el mundo debe entrar y me imagino tocarlo porque no es común un hotel de tierra y el hecho que se muestre como tal, con sus cualidades en la compresión y no son sus dificultades, es lo que ha sido mi norte desde que llegue e hice este hotel y mis otras obras.
Culturas de Tierra es una cultura que vive de la tierra, que nace con la tierra, que construye con la tierra, que se muere con la tierra, algo mucho más pleno y más holístico que sólo la construcción, porque las enfermedades la curan con tierra, la tierra está como impregnada en la vida y vincula todos los aspectos de sus vidas.
FJ: ¿Qué le parece cómo ha sido la evolución de la cultura constructiva en San Pedro de Atacama en sus 20 años de vida aquí?
MG: Para mí se perdió la cultura, primero se han botado muchas casas y nosotros hemos ido a recoger los adobes tirados por allá lejos, hechos maravillosamente hace 100 o 200 años y lo peor de todo es que se está perdiendo el oficio; casi el 80% de la gente de acá está construyendo con bloques de hormigón, a veces le echan "tierrita" encima, pero eso ya no tiene ningún sentido, se está perdiendo todo el conocimiento. Yo por eso he estrujado tanto a los maestros porque ellos son los que me han enseñado, ellos aprendieron de sus padres, de sus abuelos… "no si mi abuelito construía así, mi papá asá y no se qué", eso se está perdiendo, ahora están casi todos cesantes porque han traído maestros de afuera, vienen las empresas que ganan por licitación y traen sus 15 maestros de afuera y hacen sus cosas como ellos lo saben hacer y se acabó, y los muchachos de acá están borrachos en las calles o haciendo cualquier cosa, limpiando…y eran buenos maestros.
Han aparecido nuevos servicios y nuevas casas que aparentan ser de tierra, pero no son de tierra.
FJ: ¿Cómo crees se debe instalar en un programa de estudio la Arquitectura en Tierra?
MG: No podría ser un ramo obligatorio, yo creo, debería ser libre, que se haga un curso especial de Arquitectura en Tierra que no sea ni de hormigón, ni madera, sólo Tierra, que sea voluntario porque cuando no hay una motivación personal, la gente no aprende mucho. En cambio, cuando uno está ávido de aprender, en un mes ya puede estar haciendo cosas.
FJ: ¿Qué elemento no deberían faltar en un curso de Arquitectura en Tierra?
MG: Yo personalmente creo que la mejor manera de aprender es haciendo. Que los conocimientos vayan llegando a medida que te vayas comprometiendo con el material. Si no hay ese interés íntimo de entender este material, simple y tan complejo a la vez, lo que puede pasar es que la persona no aprenderá ni aportará. A veces sí puede haber una clase motivacional de arquitectura del mundo en el aula, algo más holístico desde el punto de vista teórico, pero tiene que estar acompañado con meter las manos en el barro y poner a prueba el material así sea haciendo un abobe.